Vida limpia, mente abierta,
corazón puro, intelecto despierto,
percepción espiritual sin velos,
fraternidad hacia el condiscípulo.
Presteza para dar y recibir consejo e instrucción,
leal sentido del deber hacia el Maestro
obediencia a los mandatos de la Verdad,
toda vez que hemos puesto nuestra confianza en Él
y creamos que el Maestro la posee.
Valor para soportar las injusticias personales,
enérgica declaración de principios,
valiente defensa de los que son injustamente atacados,
y mirada siempre fija en el ideal humano
de progreso y perfección que revela la ciencia secreta.
—Esa es la Escala de Oro,
por cuyos peldaños el aspirante puede ascender
al Templo de la Sabiduría Divina.
H. P. Blavatsky